- Activar siempre la compresión HTTP en el servidor.
- Cachear siempre que sea posible, tanto en el cliente como en el servidor.
- Optimizar las imágenes. Hay algunas herramientas especificas para esto.
- Combinar nuestros JS y CSS en el menor número de ficheros posible.
Estos cuatro puntos requieren muy poco esfuerzo y pueden tener un impacto enorme en el rendimiento de nuestra aplicación web.
Con el punto 1 hacemos que el servidor comprima los ficheros antes de enviarlos. El navegador los descomprime cuando lo recibe. Este proceso es rapidísimo y, en general, siempre es mejor habilitar esta opción en el servidor.
Por otro lado, cachear, especialmente en el cliente, es importante porque la petición/envío HTTP de ficheros es lo más lento.
Este es también el objetivo del último, evitar peticiones HTTP innecesarias al concatenar varios ficheros javascript o css."La petición HTTP más rápida es la que no se hace"
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